Trump cede ante China en su guerra comercial a cambio de Corea del Norte
Sputnik
24/05/2018
La guerra comercial con la que amenazó Trump con sus aburridas bravatas de cantina barata a China comporta consideraciones multidimensionales que engloban aspectos geoestratégicos, geoeconómicos y políticos que no suelen ser abordados por los reduccionismos unidimensionales.
The Financial Times (FT, 20-05-18), portavoz del neoliberalismo global, comenta que la ‘distensión’ de EEUU con China pospone la guerra comercial mediante un «acuerdo vago», pero disgusta a las líneas duras de ambas superpotencias geoeconómicas.
Trump tiene en la mira reducir en 200.000 millones de dólares su déficit, lo cual será muy difícil de conseguir cuando «todas las exportaciones de mercancías de EEUU a China el año pasado totalizaron 130.000 millones de dólares».
Trump y sus negociadores repiten las viejas políticas de «comercio administrado (manage trade, en inglés)» implementado contra Japón en las décadas de los 80 y 90, y que significaron poco para remediar el superávit comercial de Japón con EEUU.
En las intensas negociaciones bilaterales, parece ser que la sombra de la cumbre de Trump con Corea del Norte —que, por cierto, fue pospuesta quizá por una sutil maniobra de China— pesó demasiado. Trump apuesta por la política de intermediación de Pekín con su vecino y aliado sureño para obtener el Premio Nobel de la Paz.
Al borde del precipicio, los funcionarios de ambas superpotencias geoeconómicas anunciaron una tregua y la promesa del gigante asiático de incrementar importaciones de EEUU, en especial de productos agrícolas y energéticos.
Uno de los críticos principales respecto al acuerdo de Trump y China ha sido el senador republicano por Florida, Marco Rubio, quien alega que China le ganó a Trump en las negociaciones, para luego comentar en forma cruel que «no hay que sentirse mal» por la empresa china ZTE «o por cualquier empresa china que quiebre», ya que «han hecho quebrar a muchas empresas de EEUU» debido al «robo de los chinos».
Para The Wall Street Journal (22-05-18), China sale ganando, ya que no tuvo mucho que dar para evitar la mayoría de las medidas punitivas de EEUU.
Lo que está en juego es la colosal compra por parte del gigante asiático de bienes y servicios foráneos que pueden alcanzar hasta 10 billones de dólares a partir del 2022.
La postura de China no es nada sumisa y «desea el levantamiento de las restricciones sobre ciertas exportaciones de alta tecnología», además de «garantías de que EEUU no discriminará contra los inversionistas chinos en EEUU»: postura inicua que arreció Obama y ha continuado Trump.
FT arguye que «Trump defiende su distensión comercial con China» y es acusado de «haber cedido a Pekín en búsqueda de un acuerdo expedito».
Trump se enfrascó en una ‘batalla de Twitter’ con el senador israelí-estadounidense Chuck Schumer, líder de la bancada minoritaria del Partido Demócrata.
Schumer reconoce que Trump ha hecho más que Obama y Bush, pero sucumbió ante «una compra temporal de bienes sin arreglar el tema real: el robo de nuestra propiedad intelectual, que cuesta millones de trabajos en el largo plazo».
También Trump es acusado de haber ‘apaciguado’ a los agricultores de EEUU y sus importaciones de soya —soja— y productos agrícolas en vísperas electorales.
Krugman señala en forma perturbadora que Trump «fue sobornado, con China ofreciendo tratos edulcorados para los intereses personales de sus negocios» y juzga que Trump «está equivocado sobre la economia de los desequilibrios comerciales bilaterales» y «también está equivocado sobre la economía política, que no es lo mismo».
Más que una vulgar ‘guerra comercial’, se trata de una ‘guerra tecnológica’ que ya dio comienzo.