Perú: Implementación de estrategias efectivas para contrarrestar la deserción escolar

En un lapso de dos años, entre 2022 y 2023, más de 46,000 estudiantes han abandonado las aulas en Perú, una estadística alarmante que plantea serias preocupaciones sobre el futuro de la juventud y el progreso nacional. Según datos revelados por la Defensoría del Pueblo, este grupo incluye a 38,759 alumnos peruanos y 7,322 provenientes del extranjero (La República). Entre las razones detrás de esta tendencia se encuentran la falta de implicación parental, la violencia doméstica y el acoso escolar.

Lilia Calmet, Directora de Formación Inicial en Innova Teaching School, destaca la necesidad imperiosa de una colaboración entre padres, instituciones educativas y políticas gubernamentales. Calmet enfatiza: «Es esencial implementar iniciativas que brinden apoyo emocional y psicológico dentro de las escuelas, a la vez que se mejora la comunicación entre padres y centros educativos para asegurar un ambiente propicio y seguro para nuestros estudiantes».

La deserción escolar no solo priva a los niños de una educación adecuada, sino que también les niega la oportunidad de construir un futuro sólido. Además, problemas como la anemia y la desnutrición infantil, que afectan al 66,3% y al 43,3% de los estudiantes respectivamente, representan factores significativos que demandan atención inmediata.

Para abordar estos desafíos, Calmet insiste en la importancia de que «cada institución educativa cuente con nutricionistas y promueva programas de alimentación balanceada para combatir la anemia y la desnutrición, dos obstáculos importantes para el rendimiento académico». Asimismo, destaca la necesidad de programas educativos que aborden la prevención de la violencia sexual y el embarazo adolescente, especialmente ante el preocupante dato de 1,175 niñas embarazadas durante el período analizado.

En resumen, la deserción escolar en Perú no solo es un problema educativo, sino una crisis compleja que exige una estrategia integral y colaborativa para garantizar que cada niño tenga acceso a la educación y pueda prosperar en un entorno seguro y saludable. La acción inmediata es crucial para evitar que esta problemática se agrave.