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Alberto Fujimori no se arrepiente del autogolpe del 5 de abril de 1992


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LAPATRIA
05/04/2017

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A 25 años del autogolpe del 5 de abril del 1992, Alberto Fujimori, preso por delitos de lesa humanidad y corrupción, no muestra el mínimo arrepentimiento sobre el quebrantamiento del orden constitucional en el Perú, al contrario reivindica su maquiavélica acción de cerrar el congreso e instaurar un régimen dictatorial que duró una década.

«Para hacer tortillas hay que romper huevos. Alguien tenía que hacerlo. Desde la cárcel les digo: ¡Valió la pena!», escribió en su cuenta de Twitter, el mentor del fujimorismo que tiene mayoría en el Congreso y hace una dura oposición al gobierno de Pedro Pablo Kuczysnki, que en sus tiempos (Alberto Fujimori), ya lo habría disuelto.

Los peruanos no podemos hacer la vista gorda, de un régimen absolutista al que nos sometió Fujimori, con el uso de las Fuerzas Armadas cerró el Congreso, atentó contra el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional y los medios de comunicación.

En ese entonces Alberto Fujimori, apelando a la demagogia absolutista arguyó obstruccionismo en el Congreso bicameral y en el Poder Judicial, acusándolos de poner freno a la transformación y el progreso, acuñando su célebre frase “disolver, disolver temporalmente el Congreso (…)”

“Me detienen y me colocan en un coche de porta tropas (…), en un descuido escapé por la puerta posterior, mi objetivo era entrar al Colegio de Abogados donde debía realizarse la reunión del Congreso destituido, al que me impidieron ingresar”, manifestó en sus testimonios Raúl Ferrero, ex presidente de la cámara de diputados.

Al igual que Ferrero, el entonces presidente del Senado Felipe Osterling, también se topó con un cerco militar fuertemente armado, que bloqueaba el acceso al Congreso de la República.

La incursión del 5 de abril era el comienzo de una dictadura, en que Alberto Fujimori, estableció el totalitarismo, todos los poderes del estado y las viviendas de los principales líderes políticos de la época estaban rodeados de tanques y soldados.

Todos los medios de la capital fueron sitiados la noche del autogolpe. Los militares intentaron modificar titulares y vetar contenidos, como el caso del diario de La Republica, que al día siguiente al autogolpe, salió con varias páginas en blanco como forma de protesta por lo ocurrido.

En ese contexto, se enmarcó el establecimiento de una nueva carta magna con recorte de derechos laborales y sociales, que bajo la excusa de lucha contra el terrorismo, se cometieron excesos contra líderes opositores al régimen, cuyas familias aún no pueden encontrar justicia para sus familiares muerto o desaparecidos.

Durante el gobierno de Fujimori también se despidieron a la mitad de los funcionarios públicos y se desreguló el mercado de trabajo.

Como en todo gobierno autoritario, se desbandó la corrupción con la compra de líneas editoriales, jueces, fiscales y congresistas, que posteriormente fueron develadas en los denominados vladivideos.

El saqueo de las arcas del Estado y la corrupción política quedaron registradas en videos que grabó el ex jefe del SIN y asesor presidencial Vladimiro Montesinos, quien personalmente entregaba bloques dinero a políticos inmorales.

El régimen de Alberto Fujimori, fue nefasta para el Perú, se violaron los derechos humanos, las libertades de expresión y sobre todo cundió la corrupción, al que el historiador Alfonso Quiroz, considera a Fujimori, como el gobierno más corrupto de la historia peruana.

 

 

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