Lunes, 29 de abril 2024 - Diario digital del Perú

Otárola sería cómico pero huele a un asesino serial


J. Carlos Flores Vargas

J. Carlos Flores Vargas
03/02/2023

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Otárola, el verdadero presidente del Perú no acierta una: anuncia fiesta en la Candelaria y la cancelan; anuncia fútbol y los equipos se revelan al a federación; manda soldados a desbloquear Barrio Chino y el rio se desborda; maniobra para desunir Ayacucho y un puente se cae.

El otro día se fue a Madre de Dios para estrechar lazos con el gobernador regionales y, a las pocas horas casi queman la casa de este, con él adentro.

Se reunió con el obispo de Puno, un tal Jorge Carrión Pavlich y lo convirtió en el cura más odiado del altiplano, tanto así que no ofició la misa en honor a la Virgen de la Candelaria, la más importante del año.

Tuvo que cancelar su visita a Piura por que no logra controlar el país como le aseguró a Dina Boluarte en diciembre.

Mandó a desbloquear la carretera central y lo logró…por un par de días, pues apenas se fueron los militares, volvieron las rocas lanzadas desde las alturas por el pueblo Chopcca.

Seguramente teme que lo mismo pase en Barrio Chino, que cuando se vayan los militares, salgan nuevamente los miles de peones mal pagados de las agroexportadoras y bloqueen la vía.

Estas líneas parecen el guión de una comedia sobre un funcionario incompetente y desafortunado, pero mientras intenta salir airoso de su aventura, mandó a la muerte a más de 60 peruanos.

Lo peor es que no es la primera vez que Otárola oculta su fracaso ocasionando muertes.

Hace 10 años fue el responsable de un operativo funesto, apresurado y que dejó como saldo: tres suboficiales muertos, dos desaparecidos ( uno de ellos murió abandonado en la selva) y varios heridos.

Alberto Otárola, entonces Ministro de Defensa , orondo, soberbio, dijo que el operativo fue un éxito y lo calificó como «una operación impecable».

También, dejó huella impresa con una de sus frases típicas: “El gobierno no le va a dar otro triunfo a estos delincuentes terroristas y eso haríamos si ponemos la cabeza de los ministros en bandeja de plata”.

Hoy dice que dejar la presidencia (si renuncia Dina, su títere) sería entregar al país al desorden y la anarquía.

Un especialista podría definir si nos encontramos ante un psicópata. Lo importante aquí es marcar la silueta moral de un hombre sumamente peligroso.

Habla bien, estructura sus discurso, es un excelente operador, pero su soberbia hace del él un mono con metralleta.

Siendo así, es peligroso no solo para él y los ciudadanos, sino para la élite peruana que, luego de actuación, se enfrenta a una de las movilizaciones sociales más grandes de la historia peruana. Por eso comienzan a bajarle el dedo.

Fracasó hace 10 años. Tardaron en sacarlo. Renunció, pero antes, dejó otra de sus frases de marca registrada: » me siento orgulloso de dar un paso al costado».

Seguramente, los hacendados del siglo XXI que manejan el país, encontrarán otro mono con metralleta, mientras tanto él, irá a la cárcel y tendrá la misma utilidad de los políticos respecto a los grupos de poder económico: el de papel higiénico que se lanza a la tasa de baño antes de jalar la cadena.

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