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De Soto y PPK son dos gotas de agua


Aldo Rojas

Aldo Rojas
25/03/2021

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Cuando Pedro Pablo Kuczynski (kuchínski) asumió el poder, en el 2016, tenía exactamente 78 años de edad. En ese momento a nadie le pareció que esta edad fuera una limitante para gobernar, pero cuando se le vio en acción resultó todo lo contario. Pues que sus ministros en varios casos lo paseaban y en otros lo desobedecían abiertamente abusando la pausada reacción y frágil fortaleza de este hombre de avanzada edad. Ahora se sabe incluso que, por esta causa, sus más cercanos colaboradores, como el lagarto Vizcarra, se atrevieron a conspirar para sacarlo del poder.

El caso en todo esto, no es recordar a kuchínski, sino retrotraer esa experiencia para tenerlo en cuenta en las presentes elecciones. En ese sentido un hecho similar al del 2016 viene ocurriendo en la actualidad. Sucede pues que el candidato Hernando de Soto este año cumple 80 años de edad. Una edad no solo mayor a la de kuchínski, sino que en el supuesto que ganara las elecciones, ocuparía el poder hasta los 85 años.

Viendo la edad de kuchinski y De Soto, me doy cuenta que no solo coinciden en la edad, sino también en otros aspectos, propios de coyunturas electorales, que tienen que ver con la cualidad, el oficio y personalidad. Resulta pues, en primer lugar, que kuchinski en el 2016, al igual que De Soto, postuló por una facción de Derecha que defendía los intereses trasnacionales y creía religiosamente en la actual constitución y todos sus postulados. De Soto, en el presente representa a la misma facción, de derecha a ultranza cuya idea central es la promoción de la inversión extranjera y la inamovilidad de la constitución del 1993.

En segundo lugar, que kuchinski en el 2016, al igual que De Soto en el presente, fue reconocido por el electorado como un candidato inteligente y técnico, capaz de generar buenas ideas para sacar adelante al país. En buena cuenta fue por esta razón que fue electo, pues en el 2016 se creía que por su trayectoria de técnico todo cambiaria para mejor. Pero ya ven como terminó, no pudo dominar políticamente a su entorno, lo que conllevó a que se notaran sus peores arrugas (corrupción) y lo echaran del poder. Con De Soto pasa lo mismo, es percibido como técnico e inteligente, así como por su clara entrega a las reglas de Keiko Fujimori

En segundo lugar, que, De Soto, al igual kuchinski en el 2016, viene asumiendo una personalidad divertida y excéntrica, pues que de pronto quiere caer simpático a todo el pueblo, por lo que no escatima en bailar con mofa a donde quiera que va, y hasta en redes sociales como: Tik tok y Facebook. En el 2016 kuchinski hizo lo mismo, no solo bailó con mofa ante el público, sino también se le dio por contar chistes y exagerar su modo de reír. Este comportamiento exagerado no se perdió cuando asumió el poder, más bien lo mantuvo durante su gobierno, como una estrategia de empatía social. Sin embargo, con el tiempo la población miró con desagrado este proceder.

Como se puede apreciar, De Soto y PPK son dos gotas de agua. En ellos alberga una coincidencia sin igual. Un parecido que comienza con la avanzada edad, la posición ideológica que defiende, la facción que representa, la supuesta inteligencia y el comportamiento y personalidad extravagante.

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