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A la espera de un pararrayo me asesinaron: reportando desde el exilio


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Eleuterio Rufo Moya Cosi
25/02/2020

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Vivienda en comunidad de Cantuma.

Otra víctima del rayo en la comunidad de Santa Rita. El 2018, otro joven estudiante de secundaria con muchas esperanzas de triunfar, perdió la vida inoportunamente. El año pasado en la comunidad de Cantuma, colindante con Santa Rita, ubicada a más de 4500 m.s.n.m. en el distrito de Quilcapuncu, provincia de San Antonio de Putina; mi abuela Concepción y mi tía Cecilia Moya Cayo han sido fulminadas por un rayo en su cabaña ubicada en la apacheta de la mencionada comunidad, para la felicidad nuestra, se salvaron de milagro. Mi abuela enfermó y aún sigue mal. Hubo pérdidas económicas. Cada año viene sucediendo este tipo de fenómenos naturales en las diferentes comunidades de la zona alta del distrito de Quilcapuncu. El año 2018, en la misma comunidad, un humilde comunero (Ignacio Cosi) arraigado en la pobreza extrema perdió casi todo al ser alcanzado por un rayo él y su sustento, sus alpaquitas; más de 80 cabezas de ganado fulminadas por el rayo, era su sustento económico, con esas alpaquitas supervivía, ahora no tiene casi nada. Con 30 o 40 alpacas más una choza como patrimonio uno no sabe qué comer.

Ahora último, el pasado jueves 20 de febrero, otro joven de apenas 18 años de edad (Javier Rojas Cosi Larico) perdió la vida al ser fulminada por un rayo, en la comunidad de Santa Rita. Sin embargo, bien gracias las autoridades del distrito, de la provincia, región y el país. Son casos que vengo mostrando solamente de dos comunidades y de los últimos años. Hay otros casos en las comunidades del distrito de Cojata, fronterizas con las ya mencionadas en donde viene ocurriendo lo mismo y por noticias vemos que las descargas eléctricas vienen cobrando vidas a nivel nacional y pues no se ha tomado ninguna actitud por parte del gobierno al respecto. ¿Que vayan muriendo más compatriotas? ¿o no se les toma en cuenta porque son campesinos pobres? ¿y qué pasaría si el rayo cayera al hijo de un congresista, a la casa del Presidente o a la vivienda de una familia limeña? No tenemos poder y estamos abandonados a nuestra suerte. Si tal vez algún momento ya no estemos reclamando tanto, será porque el rayo nos ha quitado la vida.


Javier Rojas Cosi Larico, víctima del rayo.

Las prioridades son éstas señores autoridades, pero, al parecer están ciegos, no ven, no saben cómo viven sus conciudadanos. No saben si necesitan una carretera o un salón comunal moderno o una cancha sintética o una calle asfaltada. No saben realmente a quienes gobiernan. Si el Presidente no sabe, peor los alcaldes. Tenemos una alcaldesa que no conoce de números, ni puede rendir cuentas. Qué más.

Las carreteras que conducen a las comunidades de Santa Rita y Cantuma están en total estado de abandono. Ni siquiera son carreteras, son trochas carrozables. Son comunidades originarias aisladas y olvidadas por sus gobernantes. Cuando se carga el río no hay forma de cruzar. No existe ni un puente, ni colgante, ni pequeño, ni antiguo. Empero, las autoridades vieron como prioridad un salón comunal moderno en la que se gastaron montos de hasta 200 mil soles a más o centros de salud que no funcionan desde su inauguración (periodo 2011 – 2014 – Instalación e equipamiento del Puesto de Salud de primer nivel en el asentamiento humano de Chillapalca, distrito de Quilcapuncu). Estas construcciones no sirven para nada, son obsoletos elefantes blancos. Hay alcaldes que no piensan en la gente y su futuro. ¿Cuántos jóvenes más tienen que morir para que se pongan los pantalones?

Perú un país de maravillas, mientras el crecimiento económico despunta, otros peruanos van muriéndose peor que una sarta de animales y a nadie les importa. Perú de maravillas, dicen viviendas mejoradas para los pobres y dan a los que no lo son. En las comunidades campesinas de Huancané, por ejemplo, aledañas a la carretera que se dirige a Putina, se puede observar construcciones hasta de concreto las que han sido beneficiarias de las viviendas mejoradas, sin embargo, poblaciones originarias como Santa Rita y Cantuma que realmente lo necesitan, porque superviven en la punta del cerro en chozas de piedra a más de 4500 metros sobre el nivel del mar, no han sido priorizadas. Es parte de la burocracia, parte de quien es primero o quien pide esa ayuda mas no se prioriza objetivamente para los pobres extremos que radican en zonas de mayor altitud.

Los pararrayos son una prioridad y los alcaldes siguen soñando con canchitas sintéticas, en remodelar plazas, en organizar fiestas, cosas inverosímiles. Mientras tanto, una comunidad originaria como Cantuma va desvaneciéndose poco a poco, sus habitantes van extinguiéndose sin haber recibido siquiera un abrazo fraterno del Presidente de la República o un congresista ingrato, pues tienen razón, no tiene electores; son un poco más de 10 familias que se resisten a ser asesinadas por un rayo. Y una carretera que es un sueño ficticio que han prometido algunos candidatos para robarse sus votos. Muero de dolor en este momento, al ver una población tan abandonada, tan desahuciada, devastada, que no merece atención, porque sus habitantes son unos pocos y esos pocos no tienen voz. Ojalá el despertar me lleve al paraíso. Que una carretera, las viviendas mejoradas y los pararrayos no sean sólo sueños. Aún tengo esperanza. No me espero reportando otra víctima. Ojalá Martín Vizcarra visites esta zona, si he creído en la disolución del Congreso, ahora quiero creerte.

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