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EEUU y el ordenamiento mundial: El depredador depredado


Milcíades Ruiz

Milcíades Ruiz
22/05/2017

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Vivir a costa de otros es la regla general de todo sistema de dominación donde impera la ley natural del más fuerte. En el sistema capitalista de dominación, es el poder económico es el que determina la ubicación de las personas, familias y pueblos en el ordenamiento de la escala social. El dinero otorga la capacidad económica con la que se puede resolver todas las necesidades y aspiraciones de las personas, de las familias, de las comunidades de ciudadanos de todo ámbito, de los países. Cuanto más dinero se acumule, mayor será la capacidad de poder de sus posesionarios y, mayor su dominio.

Para alcanzar este objetivo, se despliegan infinitas iniciativas desde las más santas hasta las más villanas. Todos rechazamos las formas villanas de enriquecerse pero la gama es infinita y muchas están legitimadas o, son invisibles. Hay de todo calibre; desde el fraude más pequeño hasta las criminosamente masivas. En el capitalismo, la acumulación es fundamentalmente personal. Hay un ranking de los hombres más ricos del mundo. Pero también hay un ranking de países más poderosos según la capacidad económica que puede concentrar cada cual.

Esta capacidad proviene de las relaciones de intercambio desigual y algunos llevan ventaja porque empezaron tempranamente en el proceso capitalista. En una sociedad individualista, no hay otra forma de acumular riqueza sino quitándosela a otros. Eso es lo que han hecho y hacen los países dominantes, procurando tener bajo su dominio a una clientela de países subordinados a costa de los cuales construyen su poder. El país depredador se alimenta del país depredado de múltiples maneras, a las buenas o a las malas y en ambos sentidos del intercambio.

La historia está llena de las vilezas de los países dominantes. Abuso, sometimiento bélico, monopolios, imposiciones onerosas, extorsión, atraco en alta mar, engaño, tratados comerciales, tratados bélicos, alianzas, etc. Así se han encumbrado potencias mundiales cuya preocuparon prioritaria ha sido siempre la acumulación de riquezas a toda costa. De este modo por ejemplo, Gran Bretaña estuvo detrás de la guerra con Chile como lo estuvo directamente en la “Guerra del opio” cuarenta años antes.

China prohibió la importación de esta droga que era fuente de ingresos para los británicos y servía para equilibrar su balanza de comercial con China a la que compraban té y otras mercancías en cantidad. Gran Bretaña pretextó la guerra y el derrotado emperador chino fue obligado a firmar el Tratado de Nanking, que autorizaba el ingreso libre de mercadería inglesa incluyendo el opio, quedando cautiva Hong Kong durante 150 años.

En esa misma época (1846) EE UU le hizo la guerra a México para arrebatarle mediante el Tratado de Guadalupe-Hidalgo gran parte de su territorio desde California hasta Texas. Del mismo modo abusivo, el 16 de febrero de 1903, Cuba fue obligada a ceder a EE UU «por el tiempo necesario y para los propósitos de estación naval y estación carbonera» el territorio de Guantánamo en recompensa por el apoyo recibido en la guerra de independencia.

Entre los países depredadores, EE UU llegó a tener el mayor número de naciones depredadas y las más rentables. Utilizó para ello desde los “Tratados de Amistad y Comercio” hasta los “Tratados de Libre Comercio- TLC” como mecanismo diplomático. En caso de resistencia, se aplicaban represalias punitivas y de ser necesario la invasión militar como la que viene ejecutando en la convulsionada región árabe. Esta es la razón de tener tantas bases militares en todo el mundo para asegurar su plataforma de sostenimiento.

Pero el mundo ha evolucionado y las condiciones ya no son las mismas que en el pasado y cada vez es más difícil someter a los pueblos con los métodos tradicionales. EE UU no pudo someter por la fuerza al pequeño Vietnam y pese a su alta tecnología militar tampoco puede con los países árabes. Ya no es invencible. Su impotencia es evidente. Por el contrario, el intercambio comercial bajo las banderas de la competitividad de precios ha resultado ser un arma poderosa para ganar poder sin derramamiento de sangre.

Pero mientras EE UU se aferraba tercamente a sus métodos tradicionales de sometimiento haciendo gala de gran potencia militar, no se dio cuenta que estaba perdiendo la guerra comercial y financiera, ahora ya en su propio territorio. Otro depredador había horadado su economía. China no solamente había inundado sus tiendas con su mercadería sino también era ya su principal acreedor. El depredador resulta ahora depredado con su mismo estandarte de libre comercio.

Para remate, la crisis del capitalismo estalló allí mismo como la madre de todas las bombas dejando ver un enorme forado el 2009, del cual todavía no se recupera. En estas condiciones, EE UU no solamente ha dejado de acumular, sino ahora también des acumula. Esto lo tiene claro Trump y estalla brutalmente con promesas y amenazas grotescas. Sus bravuconadas hacen el ridículo y solo pueden acelerar el desastre.

El déficit de intercambio de EE UU con el resto del mundo se está volviendo crónico tras cuatro años en rojo. En el 2016 las pérdidas llegaron a $502.200 millones, en datos corregidos de variaciones estacionales, un incremento de 0,4% respecto a 2015. El déficit en la balanza comercial con China en el 2016, ha sido de $347.000 millones de dólares, a pesar de que incluso se redujo 5,4% respecto a 2015.

El déficit con la UE ha sido de 146.000 millones (Tan solo con Alemania ha sido de $64.900 millones) y el déficit con Japón fue de68.900 millones, en tanto que con México, el déficit creció 4.2% y sumó 63.200 millones de dólares, la cifra más alta desde 2011, de acuerdo con el informe del Departamento de Comercio. Por eso estalla Trump diciendo que se “aprovechan de su nobleza”, amenaza diestra y siniestra, para luego desmentirse. Ahora es EE UU el que reclama por relaciones de intercambio injustas y clama proteccionismo.

Muchos capitales de inversión han huido de EE UU a territorios más rentables incluyendo China, cuyo mercado es más atractivo por su gigantesca masa de consumidores. El problema es que el déficit significa descapitalización, menor inversión, cierre de fábricas, desempleo, devaluación, etc. China procura hacer los intercambios con otros países en yuanes y no en dólares. Entonces la menor demanda de moneda extranjera fortalece la moneda nacional china.

Los bancos chinos compraron en marzo 145.000 millones de dólares en divisas extranjeras y vendieron por valor de 156.600 millones, lo que arrojó un saldo neto de 11.600 millones en ventas, de acuerdo con la Administración Estatal de Divisas (AED). Esto es lo que mueve y acumula China en un solo mes en el mercado de divisas. Las reservas de divisas también se elevaron en marzo, por segundo mes, a 3,0091 billones de dólares, el primer incremento en dos meses consecutivos desde abril de 2016.

Compárese esto con lo que mueve nuestro BCR teniendo superávit comercial. Nuestra reservas están en el orden de los US$ 62, 000 millones y sacamos pecho porque tenemos holgura. O también, con el reporte del INEI del año 2016 en el hemos vendido US$ 36 040,0 millones, y hemos importado por valor de US$ 34 312,3 millones. El saldo comercial anual en valores reales y nominales fue superavitario en US$ 5 711,0 millones y US$ 1 727,7 millones, respectivamente”.

China es ya el tercer país que más inversión extranjera directa atrajo en 2016, tras Estados Unidos y Reino Unido, según los datos publicados por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. No obstante, al estilo de las potencias occidentales que tienen como estrategia programas de cooperación internacional como anzuelo, China ha lanzado un ambicioso programa internacional emulando la época de Marco Polo y la ruta de la seda que atravesando Asia y Europa generó esplendor de las economías de la ruta.

Este programa, denominado “Franja y Ruta para la cooperación internacional” ha despertado enorme expectativa mundial porque se propone construir una red de comercio e infraestructura de transporte de carga que conecte Asia con Europa y África brindando apoyo financiero y logístico para infraestructura y conectividad. El desarrollo de obras viales y de comunicaciones tecnológicas da la posibilidad de una reactivación económica que es la aspiración de todos los países involucrados. Hasta los países sudamericanos quieren colarse.

Para ampliar el conocimiento de este proyecto se ha convocado a Jefes de Estado y altos dignatarios del mundo a un foro internacional este 14 de mayo al que asistirán representantes de países sudamericanos exportadores de productos agropecuarios, minerales y diversos productos que ya están incursionando en el mercado chino. Para el Perú, China es el principal socio comercial que tiene y el mayor inversionista extranjero en nuestro país. Por lo tanto, todo lo que tiene que ver con facilitar el transporte de carga, el comercio, la logística con esta parte del mundo, es clave.

Bueno pero no era mi intención abonar en favor de China pues sería simplemente cambiar de depredador y esa no es nuestra aspiración sino liberarnos de todo sistema que sometimiento depredador. La ilusión de la nota es promover la reflexión y el intercambio de opiniones sobre los siguientes puntos:

1. Las tendencias de los flujos económicos como señales de un posible cambio en el ordenamiento mundial y sus implicancias en nuestra condición social. Los peligros del cambio.
2. Nuestra precariedad y la carencia de un Plan Nacional de Liberación Económica.
3. La importancia de la acumulación de capacidad económica como estrategia de liberación. Sin acumulación no habrá desarrollo.
4. Nuestra alternativa de economía socializada no individualista para una acumulación comunitaria de los excedentes.

No sé si habrá eco pero aun sabiendo que el chisme político del momento es más seductor, me aventuro a arar sobre el mar.

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